
En Salinas de Montecristi, el paisaje es cautivador: una serie de estanques de agua de diferentes tonos, construcciones de madera que evocan un pueblo fantasma, montañas de sal que brillan como diamantes y hombres con botas de goma y carretillas de madera que trabajan extrayendo la sal de las piscinas para almacenarla.
El sol parece más cercano a la tierra, y aunque la brisa marina ofrece algo de frescura, el calor es intenso y agobiante, probablemente debido a la sal que lo rodea. Además, el vuelo de aves con plumas que parecen hechas de aluminio y bronce oxidado, bajo un cielo adornado con nubes blancas, contribuye a crear una atmósfera que parece sacada de un cuento tropical.
Sin embargo, detrás de la impresionante belleza de este paisaje, se esconde también una realidad de esfuerzo y trabajo. Las Salinas de Montecristi no solo son un escenario visualmente impactante, sino que representan el sustento económico de numerosas familias que, durante décadas, han vivido de la extracción de sal marina en esta región, abasteciendo a toda la nación.
La producción de sal marina es un proceso sencillo, ecológico y sostenible en donde la tecnología no tiene participación, ya que el sol y el viento son las principales fuentes de energía y el agua del mar es la materia prima.
El proceso comienza con la construcción de pequeñas lagunas poco profundas (conocidas como salinas o cristalizadores), que posteriormente se llenan con agua del mar a través de canales o sistemas de riego.
El sol y el viento favorecen la evaporación, lo que provoca que una parte del agua se transforme en cristales de sal. Este proceso de cristalización puede tardar entre diez y quince días, dependiendo principalmente del clima, ya que no es lo mismo una temporada soleada y ventosa que una de lluvias.
De manera manual, los trabajadores, armados con palas y carretillas, recogen la sal, que luego se lleva a un depósito para su envasado. Después, la sal se carga en camiones y se transporta a las empresas encargadas de comercializarla, según las especificaciones establecidas.
La industria de la sal en Montecristi es la más destacada de la República Dominicana, con un total de 353 salinas o estanques de agua marina. En esta actividad, más de 250 propietarios contribuyen a generar ingresos directos e indirectos para aproximadamente cuatro mil personas.
Además de los propietarios, hay una gran cantidad de trabajadores involucrados, como envasadores, recolectores, cargadores, transportistas, carretilleros y personal de apoyo, todos dependientes de la actividad salinera para su sustento.
La economía de la provincia de Montecristi, ubicada en la Línea Noroeste de la República Dominicana, se basa en diversas actividades productivas. La extracción y venta de sal, la exportación de banano y otros productos agrícolas, así como la pesca, la cría y comercialización de ganado vacuno, caprino y ovino, constituyen pilares importantes. Además, el potencial turístico de la región también juega un papel fundamental en el sustento económico de la zona.