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La Candelaria: Saboreando el barrio más icónico de Bogotá.

Un recorrido por el emblemático barrio de La Candelaria en Bogotá es trasladarse a la historia, a las edificaciones coloniales, cultura, religiosidad y, por supuesto, a la gastronomía.

Las calles de La Candelaria invitan a un viaje al pasado, un barrio histórico que es un centro gastronómico que ofrece una amplia variedad de opciones culinarias, desde platos tradicionales hasta cocina de autor.

Ginna Torres , Cindy Forero y Luisa Feliz

Nosotros nos reunimos con Gina Torres, una emprendedora colombiana que creó la empresa Parche Cachaco Tours, y con Cindy Forero, guía de la turoperadora. Junto a ellas recorrimos este barrio tan particular que es una de las atracciones de Bogotá.

Esta ciudad es ampliamente reconocida como un centro cultural y teatral. La Candelaria es un barrio con calles empedradas, casas coloniales y su vibrante escena artística, incluyendo teatros y espacios culturales.

La primera parada fue en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata, donde diariamente presentan obras con una programación adaptada a todos los gustos y presupuestos. En La Candelaria se puede disfrutar de buenas obras teatrales en el Teatro Colón, Teatro La Candelaria y Teatro Libre.

Ana Córdoba y Luisa Féliz

Luego comenzamos a caminar por el corazón histórico de Bogotá, admirando las edificaciones, balcones, sus calles y edificios que reflejan la historia colonial de Colombia. En la calle 11 es donde se concentran los principales restaurantes, aquellos que son imperdibles, especialmente porque en estos lugares se prueba el mejor ajiaco santafereño de la ciudad.

En Bogotá, el clima frío y los caldos tradicionales como el ajiaco son un contraste que se aprecia mucho. El ajiaco, una sopa a base de varias papas, pollo, guascas (hierba aromática), maíz y alcaparras, se considera el plato insignia de la cocina colombiana y es perfecto los días donde baja la temperatura.

Luisa Feliz y Cindy Forero en el restaurante Tinteo

Para degustar este plato, seleccionamos el restaurante Tinteo, que es un lugar histórico, ubicado en una casa colonial que tiene 430 años, en el que se respira historia al ser parte del primer congreso de Colombia y del periódico El Tiempo, conservando su estructura original.

En una mesa ubicada en el patio interior, pedimos el ajiaco, el plato típico de Colombia, un caldo espeso hecho con tres clases de papa, con dos mazorcas de maíz grande, pollo desmenuzado, acompañado de arroz y una buena tajada de aguacate; se puede poner al gusto crema de leche y alcaparra. Eso estaba delicioso.

Terminada la experiencia, nos llamó la atención probar el canelazo, una bebida que nació en las montañas de Colombia. Hecha con agua de panela, canela, clavos y, opcionalmente, un toque de aguardiente, esta bebida se convirtió en un ritual que ha pasado de generación en generación.

Ajiaco Santafereño

Ana Córdova tiene años con un puesto en La Candelaria; en el triciclo móvil tiene una olla que luce muy llamativa con las frutas de maracuyá, manzana de agua, tomate de árbol, guayaba, uchuva, fresa, especia de canela y jengibre.

Para lograr una exquisita bebida, lo deja hervir durante dos horas hasta que suelte el zumo de las hierbas aromáticas. Cuando uno prueba este delicioso té, se puede notar con el amor que lo hace.

Ana es una mujer grandiosa; con ese negocio mantiene a sus cuatro hijos y, así como ella, La Candelaria está llena de colombianos trabajadores que viven del turismo en este popular barrio de Bogotá, personas que se levantan cada día a buscar el sustento de su familia y no se derrotan por ningún problema.

Canelazo

En Colombia hay un sinnúmero de frutas; en La Candelaria siempre se pueden encontrar fruteros. En este paseo probamos el chachafruto, que es un fruto nativo de Colombia y otros países de la región andina, que se caracteriza por su alto valor nutricional, especialmente en proteínas. Además, conocimos el mangostino, conocido como «Reina de las Frutas», que es una fruta tropical exótica de origen asiático; también degustamos el lichi y el mamoncillo.

Los bogotanos son muy dulceros, por lo que en algunos establecimientos se puede encontrar desde recetas antiguas de los abuelos hasta los manjares de las diferentes regiones del país: cocadas, marquesas, las rosquitas, alfajores y las obleas, que son uno de los postres más tradicionales del país. Se caracterizan por ser redondas y delgadas con un color ligeramente marrón; se les suele untar con dulce de arequipe y otros aderezos como mermeladas de frutas, queso rallado o chocolate.

Después de un bocado dulce, el tour terminó en el museo de Trajes Regionales; aquí se exhiben trajes populares campesinos usados en Colombia hasta 1950, trajes de comunidades indígenas vivas y diversas colecciones de artes tradicionales.

Este museo está ubicado en la antigua casa de Manuela Sáenz, una dama que era la enamorada del libertador Simón Bolívar. El Museo de Trajes pertenece a la Unidad de Patrimonio de la Universidad de América. En sus salas se presenta la historia de Colombia a través del traje.

Uno de los trajes que más disfrutamos observando su terminación y colorido fue el de las chapoleras; son mujeres campesinas, especialmente en la región cafetera, dedicadas a la recolección de café. Su vestimenta tradicional, con faldas de colores, blusas bordadas y alpargatas, refleja su importante papel en la industria cafetera.

La Candelaria es un paraíso gastronómico, un lugar ideal para saborear cada rincón y sumergirse en la historia y cultura de una ciudad.

Luisa Feliz

Comunicadora y periodista gastronómica, TV host, experta en turismo gastronómico, CEO del Grupo Buen Vivir, pionera del nicho gastronómico de la Republica Dominicana.
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