
Oriunda de Partido, Dajabón, de carácter pacífico, buenas costumbres, trabajadora, persistente, honesta, entusiasta, emprendedora, de buen trato para con los demás, alegre y luchadora sin importar cuantos obstáculos se presenten en el trayecto de la realización de lo que se propone lograr, ella es Rosa Ynes Peñaló.
“A mis 55 años estoy orgullosa de lo que he logrado”.
En octubre del 2010 Rosa Ynes decide emprender el proyecto Mamá Tonila, impulsada por su deseo de conservar el legado y el nombre de su abuela, de tener algo que la represente; Doña Petronila fue una mujer de campo luchadora, de esas que preparan remedios y aceites naturales para uso familiar, capaces de mejorar o curar cualquier malestar; el aceite de coco y el aceite de higuera eran su especialidad.

“Cuando mi abuela murió yo dije voy a hacer algo que tenga su nombre, que la represente, mi abuela significó todo para mí, siempre andaba con ella, me enseñaba todo, ella fue mi impulso”, dijo Ynes mientras reía tímidamente.
Ynes aprendió de su abuela el arte de la cocina y el amor por aprovechar todos los recursos que la tierra le provee para fabricar sus productos, siendo el jengibre y la cúrcuma su materia prima principal.
Entre la gran variedad de aceites y productos preparados por Ynes en el municipio de Partido, Dajabón, están: el aceite de romero, jengibre, té de cúrcuma con jengibre, café con jengibre y cacao, conservas de ajo, vinagre, galletas de jengibre, jengibre deshidratado, té de moringa y jengibre, mermeladas de jengibre, entre otras.
Explicó que sus productos son fabricados totalmente a mano, sin conservantes, con materia prima que ella misma produce, “me encanta la cosa natural, que yo lo siembre, que lo coseche para elaborar mis productos”, dijo orgullosa.
Esta entusiasta emprendedora pasó de ser un ama de casa dedicada al cuidado de sus hijos exclusivamente a ser una reconocida productora artesanal que lleva sus productos a cada rincón del país.
Su deseo de superación y aprendizaje la llevaron a viajar por tres meses a Japón de la mano del proyecto Década, impulsado por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), en donde hizo un curso de desarrollo endógeno que promueve estrategias de aprovechamiento de todos los recursos que el municipio le proporciona para la industrialización de los bienes; asimismo viajo a México en donde perfeccionó su técnica para la elaboración de productos picantes, estos viajes fortalecieron su capacidad culinaria y comercial, que la condujeron a llevar su producto a su máximo esplendor colocándola en el mercado nacional.
