Santo Domingo. La importancia de la miel dominicana ha crecido no solo por su impacto en la economía rural, sino también porque la calidad que ya se le reconoce a nivel internacional comienza a proyectarla como una marca país, con méritos para ser incluida en el catálogo de productos criollos de interés para el turismo, al igual que el ron, la cerveza, el mabí seibano y la habichuela con dulce.
Es oportuno recordar que la miel del país, matizada por la rica variedad de la flora dominicana que alimenta a nuestras abejas, ya registra el singular honor de ganar medalla de oro en la Feria de la Miel, celebrada en el año 1937 en París, Francia.
En aquella ocasión la representación nacional fue ostentada por el apicultor José Manuel Mena Castro, de la provincia de Montecristi, en la Línea Noroeste, una de las zonas con mayor tradición en la producción de miel de calidad.
De Cristóbal Colón a Montecristi
En República Dominicana, la Apicultura se originó durante la colonización, en el cuarto viaje de Cristóbal Colón, quien introdujo a la Hispaniola una variedad de abeja conocida como Negra Holandesa, productora de una miel de color marrón oscuro.
Rápidamente las abejas se fueron extendiendo por toda la isla limitando su explotación al método rústico practicado en huecos de árboles y en barriles hechos en tablas o trozos de palmeras. Montecristi ha sido la provincia estrella que proporciona una miel de calidad con los mejores estándares de producción en el país y calidad certificada para la exportación a exigentes mercados internacionales.
La Miel Noelia continúa la tradición
Y es que aparte de endulzar el paladar, la miel sirvió de vínculo en la vida de Noelia Ruiz, de 35 años de edad e Ingeniera Industrial y Ricardo Caballero, de 49 años y Administrador de Empresas, no solo para unir sus vidas en matrimonio, sino también para desarrollar una pequeña pero prometedora empresa apoyada en la rica tradición apícola de Montecristi.
Noelia y Ricardo empezaron la práctica de la Apicultura usando las redes y navegadores de apoyo para entender el proceso de la crianza de abejas y fueron perfeccionando sus técnicas. Luego de 5 años, decidieron expandir el negocio y hace más de un año se han convertido en uno de los negocios apícolas más grandes en la Provincia de Montecristi, específicamente en el municipio de Guayubín. Ambos poseen un total de 45 colmenas propias y su pequeña empresa vende un aproximado mensual de 300 kilos de miel.
Sin duda alguna, cuando las ideas se ponen en práctica con amor, todo se puede. Han sido reconocidos por empresas de renombre, entre ellas la empresa de Fomento a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPyMES), del Ministerio de Industria y Comercio (MIC).
´´El hecho de empezar desde cero, sin tener conocimiento de la apicultura, perfeccionar la práctica y que todo esto sea junto a mi esposo, para mí no tiene precio´´ confesó Noelia.
Definitivamente la miel ha tenido un papel importante en la Historia Dominicana, nos deleita con su exquisito dulzor y con estas historias que nos hacen valorar más la producción nativa.