
Inteligente, simpático, fotogénico y carismático, así describimos al destacado chef español José Soto, el cual tiene una trayectoria ejemplar como jefe y profesor de cocina desde hace ya varios años, su experiencia en el mundo gastronómico lo han llevado a ser una persona horrada y respetuosa en el área de la hotelería y la culinaria.
Su carrera inicio en la escuela Le Cordón Bleu de París, luego regreso a España donde empezó a formar parte importantes restaurantes a la carta, además de significativos estudios realizados en la Escuela Hostelera de cocina Santa Brigida en Gran Canaria, ha trabajado con Martín Berasategui en Lasarte, país Vasco, Quique Dacosta, Ferran Adria, Jesús Ramiro”s entre otros.
En el año 1994 fue jefe de cocina de los hoteles Ríu y 1997 fue director corporativo de cocina, pastelería, panadería, gestión de compras refrigeradas y seguridad e higiene de los hoteles de Iberostar en América. Ha dirigido 32 hoteles en cinco países.
Ajo, laurel, aceite de oliva y tomillo, no pueden faltar dentro de la cocina, de este destacado maestro de la culinaria, pues son sus cuatros productos básicos dentro de la gastronomía que maneja y para él son imprescindibles.
“Mi amor por la cocina surge desde mi niñez pues mi abuelo que en paz descanse era jefe de cocina en Francia, a partir de ahí mi tío también era jefe de cocina en Alemania, el tercero fui yo, en fin la cocina fue una tradición familiar, en casa siempre tenías que adivinar una especia que estuviera adentro de la comida, pero que no se viera, eso te va engullendo tanto que llega a enmarcarte la vida”.
Expresa que para el año 1994 decide venir a República Dominicana como jefe de cocina del Hotel Palas, y que en esa época no existía el todo incluido, es cuando llega a esta hermosa isla donde ya tiene 23 años, “técnicamente estoy aplatanado por completo, de hecho en mi casa los domingo se desayuna mangú con cebolla, la pasión de venir a este país fue primero porque yo soy isleño, vengo de las Islas Canarias, donde el contraste prácticamente es el mismo, las costumbres más o menos son las mismas y eso me ayudó muchísimo a adaptarme”.
Comenta que en esa época la hostelería apenas estaba comenzando y fue cuando empezó a formar escuelas dentro de los hoteles del país, después de tres años pasó hacer director corporativo de la cadena Iberostar.
Lo que más me gusta de mi trabajo siempre es ver la cara del cliente cuando prueba un bocado de un plato preparado por mí, yo siempre soy de las personas que digo que con un buen equipo detrás y que en ese momento ese sabor le traiga recuerdos, es como la música de un momento especial en tu vida que para ningún profesional deja de pasar desapercibido, destaca el experto.
Respecto a la cocina dominicana resalta que desde hace ya algunos años República Dominicana esta dando pasos agigantados en la gastronomía, “El avance ha sido desde que llego Ferrán Adriá a revolucionar la cocina clásica y comer algo que no parece lo que te estas comiendo. Lo que nos falta a nosotros en esta isla primero es que creamos en lo que somos capaces, de que nos juntemos, que no haya tanta reserva y tanta desconfianza en dar una receta”.
Resalta que el ingrediente principal con el que un chef siempre tiene que contar cuando entra a una cocina es la pasión, “cuando entras a la cocina y te pones la chaqueta y el sombrero, el ingrediente que debes llevar en el bolsillo es la pasión con la que vas hacer las cosas que sin tu conocerla ya tú estás pensando, eso es algo vital”.
Así mismo destaca que la humildad es la virtud más importante que debe de tener un chef, además de darle valor y respeto a las personas que trabajan a su lado, ya que esas son las personas con las que estas diariamente.
Explica que la diferencia entre una persona normal y cocinero es que las personas corrientes comen para poder vivir, “nosotros los cocineros vivimos para comer, el cocinero vive por la comida, siente y respira por la comida, es una forma de ver la vida totalmente diferente, muchas personas dicen que estamos a veces un poco fuera de honda, el detalle es que vemos más allá de un plato”.
Respecto a su llegada al Hotel Embajador dice lo primero que lleva es el respeto total y absoluto por la labor que se ha hecho durante 60 años en dicho hotel, basándose en eso y respetando todo lo que se ha hecho hasta el día de hoy, lo que va a presentar es innovación constante en productos, como en la forma de crear platos nuevos.
“Con relación a lo nuevo vamos a seguir respetando el noventa por ciento de todo lo que se ha realizado, lo novedoso será incluir la cocina clásica, la cocina francesa y española una cocina que gusta con productos orgánicos, sin exceso de grasa y especias, con el fin de seguir siendo la mejor del país en el área de la hotelería”.
Destaca que están haciendo una gran labor dentro de la cocina del Hotel Embajador, empezado en primera instancia con el reciclaje de productos sin ningún tipo de pesticidas.
“Llevamos un control de calidad muy estricto pues desde que el camión atraviesa la puerta del hotel y antes de descargarse la mercancía, verificamos los productos, tomando en cuenta la temperatura, si está maduro, verde, congelado, fresco, en fin todo lo que no esté en condiciones, lógicamente no entra a nuestra cocina. Cuando el producto llega a la cocina todo lo que en departamento entiende que el producto se ha chequeado y que los productos cuentan con óptimas condiciones de calidad”.
Estamos haciendo negocios en Constanza para traer productos nuevos al Hotel Embajador además de que también estamos creando u huerto dentro del hotel, donde el cliente a futuro podrá ver los productos frescos y apreciar la tendencia de la nueva cocina, detalla el chef.
“Al final terminas haciendo lo que te gusta, lo mío es cocinar e incursionar a jóvenes a que se interesen por la cocina, pues la cocina está muy de moda, hay una frase de Rata Touille que dice: cualquiera puede cocinar, y yo creo que es así, con la pasión cualquiera puede meterse a los fogones” concluye el experto.