Limpiar bien el pescado y quitarle las espinas y espinas y la piel. Cortar en trozos de 2 a 3 cm. Y sazonar con sal, pimienta y el jugo de 1 limón.
Mezclar la harina con la maicena y cubrir los trozos de pescado con esta mezcla. Pasar luego por el huevo ligeramente batido con una cucharada de agua. Freír en abundante aceite caliente hasta que estén cocidos y dorados. Escurrir bien conforme se van retirando y colocar en papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.